lunes, 7 de diciembre de 2015

Atrio de alma 3


Textos y Fotos: Joel Hdez Marín
Siguiendo con El Cementerio Colón, ahora hablaré de algunas historias y leyendas fantásticas que hacen crecer el significado de este magnífico lugar y de otros lugares muy interesantes . Existen dos tumbas a las que se les profesa gran devoción y que personalmente me han llamado mucho la atención, la tumba de Amelia Goyri (La Milagrosa) y la de Leocadia Pérez Herrero (Hermano José).
La Tumba de La Milagrosa es uno de los mitos más grandes que tiene el Cementerio Colón y ha devenido importante leyenda popular y lugar de devoción. Se dice que Amelia murió como consecuencia de un ataque de eclampsia (Es el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo) a los ocho meses de embarazo en 1901, el niño también murió.







La historia popular cuenta que Amelia sufrió un  ataque de cataplexia al dar a luz y que pareció estar muerta. La ausencia de autopsia en esa época no pudo confirmar que en realidad fue enterrada viva con su bebé muerto colocado entre las piernas según la costumbre de la época. Con el paso del tiempo, al abrirse la tumba se vio que tenía al bebé en sus brazos. Después de esto se mezclan historia y leyenda, el esposo José Vicente Adot encargó a José Vilalta y Saavedra, escultor cubano muy reconocido y amigo personal, una estatua de Amelia y para que se reprodujera lo más fielmente posible su rostro. La escultura fue colocada en la bóveda en 1909. José Vicente, en su desesperación por la pérdida de la esposa, diariamente visitaba la tumba, tocaba la primera aldaba como llamando a su amada y comenzaba a conversar con ella. Al terminar le daba la vuelta a la tumba y se marchaba sin darle la espalda en señal de respeto.
Esto dio lugar al comportamiento que aun hoy siguen los que buscan los milagros de Amelia. Aun estando el esposo José Vicente Adot en vida y siguiendo su mismo proceder, mujeres jóvenes infértiles comenzaron a pedirle a Amelia les concediera la posibilidad de dar a luz y esta comenzó a hacer los milagros que le dieron su sobrenombre actual. Actualmente, a más de un siglo de su muerte, decenas de personas visitan La Milagrosa diariamente. 




Las tumbas alrededor de La Milagrosa, están llenas de pequeñas lápidas agradeciendo o en pago al milagro concebido y numerosos ramos de flores adornan siempre este lugar. Aun se pide por la posibilidad de concebir un hijo o hija o por la salud de un familiar, pero también se puede apreciar el reflejo de esta sociedad habanera de principios del siglo XXI cuando también se piden viajes, dinero, casa, triunfo en la vida o negocio, etc. 









En cualquier momento del día se puede ver a los devotos de Amelia visitando su tumba. Nadie protesta por el hecho de que uno les tome fotos, están demasiado absortos en su petición para repararen alguien con una cámara o simplemente no les interesa para nada esto. 
La Tumba del Hermano José no pertenece a ningún hombre que llevara este nombre, es la tumba de la familia Pérez Herrera y en ella está enterrada la Sra. Leocadia Pérez Herrero. Una vez, al pasar por esta tumba, vi una ofrenda colocada frente a esta. Indiscutiblemente había sido realizada por algún practicante de una religión afrocubana, como también son de esta religión las dos estrellas heptagonales de varios colores que adornan el frente. Aquello me llamó fuertemente la atención y a pesar de la poca luz debido a lo temprano que era, comencé a hacerle fotos, en ocasiones apoyando la cámara en el suelo para contrarrestar la baja velocidad de obturación que debía utilizar. Después de unos minutos dos señoras llegaron la historia de aquel lugar. La señora Leocadia era una médium que era utilizada por el Hno. José para aconsejar, sanar y manifestarse.











En la cabecera de la tumba hay una lápida, dónde los devotos han escrito con lápiz, directamente sobre el mármol, agradecimientos por las obras hechas y pedidos al Hno. José, liberación de la cárcel, salud, paz. No importa que los creyentes sigan dejando escrito sus sentimientos y promesas sobre esta, o que sigan vertiendo la sangre de animales sacrificados, eso se ha hecho parte de la tradición popular y como tal tiene un alto valor, pero desafortunadamente faltan algunos de los elementos que la componían y sería lindo volverla a ver un día con el nombre completo de Leocadia y la estrella yoruba que tenía.
1441745150_joel-hdez-mar-an-tumba-del-hno-jos-o-018.jpg

Cada 19 de marzo, día de San José, se hace una celebración a los pies de esta tumba con un toque de cajón en honor a este ente espiritual. Un buen momento para tomar fotos y conocer un poco más sobre la cultura de este pueblo.
Otro tipo de construcción que me ha llamado mucho la atención es la Galería de Tobías. Esta fue la primera construcción funeraria del cementerio y al año de comenzada las obras se convirtió en el lugar de reposo de Calixto de Loira y Cardoso, el arquitecto que le dio origen a esta ciudad fúnebre que ocupaba el puesto de director facultativo y un año después se convirtió en el sepulcro de Félix de Azúa quién sustituyó a de Loira en su cargo. Esta obra consiste en una gran galería subterránea. En sus paredes laterales se encuentran nichos para enterramientos ubicados unos al lado de los otros, al estilo de las catacumbas europeas, dando una continuidad rítmica muy interesante para la fotografía. Durante las horas que el sol se encuentra más cercano al cenit, gracias a los grandes tragaluces circulares que hay en el techo, se crean zonas de altas luces que contrastan con la oscuridad del resto de la galería, dando un aspecto lúgubre muy propio del lugar. Actualmente dentro de estos nichos y en el centro de la galería se han ubicado pilas de osarios, pequeñas cajas que guardan los huesos de las personas que son exhumadas después de los dos años de enterrados en el cementerio, algunos de estos osarios se han roto dejando ver su contenido. Tal vez todo esto parezca bastante aterrador para algunos, pero las imágenes que se pueden tomar gracias a las luces y sombras, las perspectivas que se forman y los huesos viejos llenos de polvo en algunos osarios, son muy interesantes. 
1441831940_joel-hdez-mar-an-galer-aa-de-tob-aas-003.jpg










Otro motivo interesante es Carlos Welhs Sardiñas, el cuidador de este lugar. Trabajador por más de 25 años del cementerio, hace un tiempo comenzó a organizar el lugar y actualmente la conoce completamente y ayuda a todas las personas que van en busca de los restos de sus familiares. También conoce su historia y varias veces me ha ayudado cuando voy a tomar fotos al lugar. Todavía le debo una foto suya, pero por ahora la voy subiendo en este post. 


Una impresión parecida me causó el Panteón de Naturales de Ortigueira, allí reposan los restos de algunos de mis familiares. Los elementos mortuorios no son de gran significación artística, excepto por la entrada, pero este es uno de los lugares donde más se puede observar la no resignación a la muerte de algún familiar. En muchos de los nichos se pueden encontrar postales de felicitación por el día de las madres o los padres e incluso cartas escritas a los difuntos. 
joel-hdez-mar-an-naturlaes-de-ortigueira-009.jpg


1441137424_joel-hdez-mar-an-naturlaes-de-ortigueira-007.jpg


Ambos lugares tienen poca luz, por lo que llevar un trípode es casi obligatorio. Una opción que uso es apoyar la cámara en alguna parte para evitar fotos trepidadas o también subo el ISO hasta un nivel que no produzca mucho ruido en la imagen (esto puede resultar interesante en algunas fotos, así que no hay que tenerle miedo) y apoyar mi cuerpo o codos en las paredes u otros elementos buscando mayor estabilidad pudiendo tomar así fotos hasta de 1/4 segundos de velocidad.



No hay comentarios:

Publicar un comentario